El desorden es normal hasta cierto
punto, pero cuando se convierte en un estilo de vida o un patrón allí empieza
el problema, se vuelve un obstáculo más que una facilidad, los desordenados
dicen frases como que es más fácil para ellos tener las cosas así desordenadas,
que ellos entienden su desorden, que ese es su estilo, que no tienen tiempo,
entre otras tantas excusas. Se molestan y reaccionan negativamente cuando
se les señala su desorden, pero… ALERTA
a lo que tu espacio, te está mostrando de ti que no quieres ver, ni asumir.
Hoy en día vemos ese patrón tan
preocupante en jóvenes chicos o chicas, cuya prioridad no es justamente tener
sus cosas en orden, ni aseadas. ¿Qué adulto se está cultivando con eso malos
hábitos?, les escuchas decir con orgullo “la empleada doméstica recoge eso”, o
peor aún es, cuando son los propios padres quien lo hace… ¿Cómo está
aprendiendo a gestionar su vida un joven que no tiene el empuje ni la
motivación de arreglar sus propias cosas con atención y cuidado? Ni hablar de
los que tienes problemas de déficit de atención que en vez de cultivar la
re programación a un patrón más ordenado, lo que hacen es impulsar su trastorno
dando más fuerza al síntoma.
Pero también es muy común ver adultos
desordenados, en sus áreas de trabajo o personales, solo mirar sus cajones de
cosas personales, sus vehículos o escritorio resulta desagradable. ¿Cómo puede ser un adulto eficiente en un
espacio tan desordenado? ¿Cuánto desorden hay dentro de su cabeza que se
refleja en su espacio? ¿Cuánto es capaz de priorizar y resolver una persona que
sea desordenada? Por supuesto que la historia ha mostrado a grandes genios,
artistas y excéntricos muy desordenados, pero ¿Tenían ellos Paz Interior?
La
relación con nuestro espacio exterior amerita tanta atención y cuidado como la
relación con nuestro espacio interior, empezar
a percibir nuestro espacio como un espejo que nos está reflejando muchos
aspectos de nuestra vida que debemos revisar y mejorar, es una herramienta muy
útil para dejar de ver el orden como un “fastidio” y empezar a verlo como un
atributo de crecimiento, madurez e inclusive de evolución espiritual.
Te
sugiero que empieces por preguntarle a tu espacio ¿Qué te está mostrando de ti
que no quieres ver y asumir?, reflexiona cuanta áreas de tu
vida en este momento te están demandando una atención que no le prestas: es
solucionar los conflictos en una relación, es resolver una larga insatisfacción
en tu trabajo actual, es falta de motivación en tus estudios o en lo que te
desempeñas; analiza cual área de tu vida requiere que ordenes.
Al poder ver esa área que requiere tu
atención y cuidado, que tu espacio te ha intentado mostrar, ya estás en una postura emocional de
disposición, ya puedes dar el paso de empezar a poner orden en todos los
aspectos de tu vida y te será más fácil, porque eres consciente de la causa que
lo genera.
Tomate
un tiempo para planificar tu nuevo orden, esa planificación incluye agendar el
tiempo necesarios para limpiar, botar y acomodar tu espacio físico, pero
igualmente para ordenar y gestionar esas situaciones desafiantes que quizás le
estabas huyendo y manos a la acción,
empieza tu nuevo orden, ya que es aquí y ahora el tiempo perfecto, la
postergación es la principal excusa de un desordenado, así que si quieres
cambiar no lo postergues y EMPIEZA
AHORA.
Vivir en orden, es una práctica, así
como vivir en paz, se cultiva día a día, por ello, que mi invitación es a que
cultives tu paz a través de tu orden, ya verás lo maravilloso que siente,
convierte tu espacio en el reflejo de tu evolución. Respira en tu espacio la
gratitud y la satisfacción.
En amor y servicio.-
María Alejandra Chacón.